Para cualquiera que se acerque a algún estudio humanístico es frecuente encontrarse con conceptos que aparentan ser obvios, pero que resultan muy difíciles de comprender. Ya sea porque abarcan muchas variables con su significado, o porque tienen varios significados posibles; de manera que, estudiemos Filosofía, Psicología, Sociología, Derecho, Pedagogía, o cualquier otra disciplina humanística, no escaparemos a ciertos conceptos que les son comunes y nos complican bastante el acceso a su conocimiento.
Generalmente, la dificultad de estos términos radica en su origen; es decir, cada concepto característico de éstas áreas de saber tiene su origen en alguna discusión en la que por lo general participaron dos o más corrientes de pensamiento, y esas miradas encontradas plasmaron de modo diverso alguna variante del significado en cuestión.
Uno de estos conceptos tan controversiales es el concepto de SOCIALIZACION, y ya sea que hablemos de la familia, de la escuela, de las instituciones de reclusión social, de los hábitos de consumo, o demás etcéteras posibles; siempre tendremos que volver a la raíz de lo humano e indagar en este término tan controversial.
El concepto de Socialización y su impacto en la Pedagogía
En el ámbito de la Educación, que es el que nos convoca en este escrito, el concepto de SOCIALIZACION es central. Afirmaciones como: “La escuela tiene como función la formación de ciudadanos que se inserten socialmente” o “La escuela está siendo afectada por la crisis de la institución familiar”, por ejemplo, tan frecuentes entre pedagogos, presuponen un manejo de este concepto. Tal es así, que dependiendo qué se entienda por este término, será el posicionamiento que se tiene respecto de qué es la Educación, y qué función tiene la Escuela como institución, entre otras cosas.
Muchas veces hemos oído expresarse a algún docente manifestando su preocupación sobre el comportamiento de los alumnos desde tan chicos. “¿Qué puede hacer un docente para inculcar conocimientos a un alumno, si este ya viene maleducado desde su casa?”, o “La tarea de la Escuela no debería ser contener emocionalmente a los niños que llegan con problemas desde su hogar, sino se hace más asistencialismo que educación”; estas son afirmaciones en las que se ve plasmada una visión frecuente de la función de la Escuela, y que responde a una mirada particular del concepto de Socialización.
Según esta postura, el alumno debería incorporar un conjunto de valores, hábitos y reglas en el seno de su familia que lo preparen para afrontar el tránsito que propone la institución educativa. En este sentido, la Escuela actuaría como complemento de la familia en el proceso de socialización de cada sujeto, aportando los saberes que el sujeto (como futuro ciudadano) necesita para insertarse adecuadamente en su sociedad. Ahora bien:
¿Es lo mismo “Socialización” que “Educación”?
Muchas veces, por apuro o desinformación, utilizamos estos términos como sinónimos para expresar cosas que no apuntan necesariamente a lo mismo. Para entender mejor la relación entre estos conceptos será de mucha utilidad pensar en el siguiente gráfico:
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La relación entre los conceptos "Socialización"; "Educación"; "Escolarización" |
Sin embargo, este no es el único ambiente en el que el sujeto puede ser parte de un proceso de aprendizaje, sino que existen numerosos intercambios de saberes y prácticas que se desarrollan en contextos tan diversos como clubes, colonias de vacaciones, o hasta la casa propia o de un amigo. De aquí que el concepto de “Educación” sea más amplio que el de “Escolarización”.
A su vez, el acto de enseñanza-aprendizaje en el que se realiza un proceso dinámico de intercambio de saberes entre al menos dos sujetos (Educación), no es el único acto en el que se incorporan reglas de acción, normas, valores, hábitos y recursos intelectuales para el desenvolvimiento social e interactivo entre individuos; por lo que, como explican varios autores como es el caso de Gvirtz, por ejemplo, “(…) según esta división, la educación sería un tipo particular de socialización que trata de transmitir al individuo ciertos saberes, de una manera intencional y consciente.”
De modo que existen otros modos, que no son esencialmente educativos, en los que se incorporan principios de socialización, por ejemplo la “imitación de conductas”, los “mandatos parentales”, o incluso hasta eventos traumáticos violentos, los cuales no necesariamente son situaciones de aprendizaje de carácter voluntario, intencionado y sistemático.
Las fases de la socialización: Socialización primaria y socialización secundaria
Como ya se dijo antes, la concepción que se tenga del término SOCIALIZACION determinará ampliamente qué función se le otorgue a la institución educativa; y es por esta razón que se han generado largas discusiones entre los pedagogos, sociólogos y psicólogos, para definir qué alcances y qué límites tiene la Escuela en relación a los procesos de conformación de la subjetividad de un individuo.
Desde el ámbito de la Sociología se define a la “Socialización” como un acto de internalización de modos, reglas, pautas, creencias, representaciones y hábitos que configuran el carácter de un sujeto para que interactúe con los demás y se desenvuelva en sociedad.
A su vez, algunos autores como Berger y Luckman (1968) han diferenciado entre dos fases en el proceso de socialización: la socialización primaria y la socialización secundaria.
Si partimos de la propia experiencia, la socialización primaria se ve reflejada en aquellas habilidades o esquemas que tenemos tan afianzados que nos es casi imposible explicar a otros cómo los adquirimos y cuando; el uso del lenguaje básico, la habilidad para alimentarnos, higienizarnos, y demás recursos para actuar sobre nuestra realidad más inmediata, son algunos ejemplos de este tipo de socialización.
Hagamos la prueba de describirle a otra persona cómo tendría que hacer para caminar, paso por paso, sólo utilizando las palabras, y notaremos la enorme dificultad que esto presenta para nosotros, porque es un rasgo que tenemos afianzado en nuestra subjetividad desde tempranísimo momento como un aspecto normalizado y fijado profundamente. Es por ello que el ambiente más representativo y característico de este tipo de proceso es la familia, y la etapa vital en donde se desarrolla es en la niñez.
Hagamos la prueba de describirle a otra persona cómo tendría que hacer para caminar, paso por paso, sólo utilizando las palabras, y notaremos la enorme dificultad que esto presenta para nosotros, porque es un rasgo que tenemos afianzado en nuestra subjetividad desde tempranísimo momento como un aspecto normalizado y fijado profundamente. Es por ello que el ambiente más representativo y característico de este tipo de proceso es la familia, y la etapa vital en donde se desarrolla es en la niñez.

Por otro lado, aunque entendido como un proceso complementario del anterior, la socialización secundaria se plasma en aquel conjunto de pautas de comportamiento, recursos de decisión y concepciones del mundo que se incorporan mediadas por los “submundos” de las instituciones de la sociedad. Allí delineamos nuestros “roles” que se ajustan a los distintos espacios de convivencia con otros, e interiorizamos el mundo de los otros como parte del nuestro. Sin dudas que, pese a no ser la única, la Escuela es la institución más representativa de esta etapa; lo cual conlleva no pocos problemas para los estudiosos de la cuestión.
¿Qué impacto tiene el concepto de SOCIALIZACION en la función de la Escuela?
Si nos mantenemos en la clave que venimos desarrollando respecto del concepto de “Socialización”, la función última de la Escuela sería concentrar en la institución educativa la incorporación sistemática del conjunto de pautas de acción y de los contenidos intelectuales necesarios para la inserción normalizada de los sujetos. Y este proceso sería complementario al que comienza con la interacción familiar, y continúa en otros ambientes de intercambio social; quedando fuera de enfoque cualquier posibilidad de ruptura o alteración de un orden social que se supone que pre existe a la Escuela y la condiciona. Ahora bien, según esta mirada, la Escuela: ¿es una institución provechosa en la formación de todo individuo, o es un mal necesario con intenciones de control?; ¿Hay que considerarla buena o mala desde una valoración crítica?Si tenemos una postura optimista, quizás podamos considerar que la Escuela brinda herramientas fundamentales para el desarrollo de competencias de enorme utilidad social, que mantienen el equilibrio y la relación entre generaciones garantizando la continuidad del flujo ascendente del progreso cultural de la humanidad. Por lo que no sería para nada menor su función dentro del espectro de instituciones modernas.

Por el contrario, si nos pusiéramos pesimistas, diríamos que el monopolio de la detentación del conocimiento y la transmisión de premisas que determinan la condición de clase, y el modo en que se inserta un ciudadano en la sociedad no deja margen a la transformación del orden pre establecido. Y que esta posición reproductora de la Escuela, en realidad constituye un mecanismo de control y opresión que sirve de herramienta para que los sectores dominantes prolonguen la explotación de los marginados o desfavorecidos económica y culturalmente.
Por supuesto que es difícil resolver el dilema entre ambas posturas (y otras muchas posibles con sus respectivas graduaciones), pero lo cierto es que en cualquiera de ellas se presupone una concepción particular de “Socialización” que va íntimamente ligada a la característica esencial de la institución educativa, y que la posiciona claramente en relación a la sociedad a la que esta pertenece. De manera que entender este concepto tan complejo y cargado de significado, aporta grandes herramientas para abordar lo que a mi entender es el “nudo enigmático” de todas las ciencias sociales: la configuración de un individuo en relación al ambiente que lo rodea, y los procesos y espacios que intervienen en tal configuración.
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