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"Mano dura" el placebo del delito... (Por Ezequiel Espina)


El fenómeno delictual en la sociedad presenta una enorme complejidad para su abordaje por las distintas esferas que efectúan su análisis. Aclaremos en primera instancia que estamos ante una manifestación que se ha desarrollado durante toda la historia de la humanidad, más allá de la existencia de un orden jurídico institucionalizado (podrá haber estado instituido en el pasado como pecado o desobediencia a la autoridad o señorío). Surge preguntarse entonces si la naturaleza del delito es propia de la sociedad o no, pero esta discusión no será tratada en este escrito, sino más bien algo que introduciré como certero: la capacidad por algún medio de reducir los indices del mismo.

Ante el continuo "bombardeo" de los medios con noticias que exhiben delitos de orden común (robos, abusos, secuestros y homicidios), los cuales aumentan o disminuyen sus indices dependiendo el tiempo; se presenta un clima de "caos e inseguridad"  que pone en boca de la sociedad el pedido del accionar del aparato estatal encargado entre otras cosas de la seguridad social. Este reclamo, que luego se refleja en la ley sancionada por los representantes del pueblo en el órgano legislativo contiene supuestos que a mi consideración representan un camino equivocado de tratamiento del delito. La expresión "Mano Dura"  denota una aplicación de la coerción penal traducida en el aumento de la escala penal de delitos, como así también el menoscabo de los derechos penales y procesales de los imputados en tales hechos.
A continuación expondré distintos puntos por los que considero que dicha maniobra política en nada logra erradicar ni disminuir el propósito que impulsa:
-El aumento de la escala penal no es un limitante volitivo: siendo que el conocimiento del Derecho no es una cuestión de corriente conocimiento por la sociedad en general, ridículo sería pensar que la voluntad de alguien que va a delinquir se viera frenada por el reconocimiento de la pena que traería, que sería algo así como afirmar que "no mato porque tiene una pena de entre 8 y 25 años del prisión" como así lo prescribe el art 79 del Código Penal. 
-La violencia no se combate con más violencia: lejano parece en el tiempo la aplicación de la Ley del Talión que profesaba: "ojo por ojo, diente por diente". Para una sociedad moderna vergonzoso sería aplicar principios ancestrales que tan primitivos nos parecen, pero los recientes fenómenos de "linchamientos" nos presentan que quizá no estemos tan lejanos a esa sociedad medieval. 

-Nuevos mecanismos de legitimidad para la persecución penal de sujetos criminalizados: es innegable que la población carcelaria posee rasgos comunes, esto lógicamente se corresponde con un tipo de política criminal que luego se traslada al imaginario social como prototipo de enemigo de la comunidad. Quienes asistimos a audiencias en los juzgados penales observamos un hecho recurrente: los imputados presentan bajo nivel educativo (rara vez nivel secundario completo), bajo nivel económico o ambas cuestiones. De aquí que asociemos la figura del criminal con el joven de bajos recursos, de atuendos distintivos (determinado tipo de zapatillas, cara escondida bajo una capucha o gorra, etc). Esto conlleva que al identificar un individuo de dichas características se lo asocie como un potencial delincuente, cuestión que lleva a que nos cambiemos de vereda si viene hacia nosotros, que llamemos a la policía si lo vemos pasar frente a nuestro hogar, etc. Esto provoca un serio conflicto de clases que permite la impunidad de determinados sectores privilegiados. Pensemos.... 

¿Qué afecta más a la sociedad? 
¿El robo de un celular o la malversación de caudales públicos? ¿El robo de una billetera o el trafico ilegal de drogas?
No parece ser tan inocente entonces que la persecución penal este dirigida a ciertos sujetos.
Quiero cerrar mi idea invitando al lector a que reflexione si no es el resguardo de un sector social el disparador del indice delictual de otro. Para ser más claros, imaginen una red de trafico ilegal de estupefacientes liderados por un sujeto que por efectuar dicha acción se provee de una ganancia importante de dinero, el cual proviene de sus clientes, los cuales están bajo una condición de dependencia por el efecto que produce justamente la droga. Ahora, pensemos que un sujeto con una adicción debe no solo afrontar los gastos básicos de subsistencia, sino también los de su adicción, y con escaso poder adquisitivo opta muchas veces por tomar cosas ajenas para venderlas y así obtener dinero para adquirir la droga del vendedor. Si hechan un vistazo al interior de las celdas de las cárceles de nuestro país, encontrarán infinidades de "ladrones de gallinas" y escasos lideres de redes delictuales.     
Con esto no quiero decir que se deje impune los delitos menores, sino que quiero fundamentar porque considero que no se ataca el problema de base. Pidiendo más "Mano Dura" se proseguirá con el problema, en cambio si apostamos por profundizar y maximizar la herramienta de cambio más potente que es la educación quizá la realidad en el futuro sea otra. El cambio de óptica representa también un cambio en la administración y distribución de recursos. Podrán colocar mayor cantidad de cámaras de seguridad, mayor cantidad de patrulleros en las calles, incrementar las escalas penales y construir más cárceles, pero recuerden que esto esta pensado para accionar cuando se comete el delito, no para prevenirlo. Por eso recuerden:
"Es mejor prevenir que curar"
"Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres" 
"Una tiza es más barata que una bala... no pidas más policías, pedí más y mejor educación"

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