El
rol socializador que cumplen las escuelas es indiscutible, y no en vano muchas
personas consideran a los colegios primarios y secundarios como el “segundo
hogar” de muchos chicos y chicas. En esta breve reflexión solo quiero dar a
conocer mi punto de vista y respuesta frente al interrogante que da nombre al
artículo, sin adentrar en otras dificultades que vienen de la mano. Como bien
dicen algunos, los problemas nunca vienen solos…
El
gran primer grupo de socialización con el que las personas se encuentran cuando
son arrojadas al mundo es la familia (o al menos los que tienen la gracia de
pertenecer a una), e implica una apropiación del mundo que nos rodea (siendo
ésta inducida por los progenitores o tutores, y además en relación a la
idiosincrasia de los mismos), sumándole una serie de valores, conductas,
habilidades, conocimientos, etc. A medida que transcurre la vida, ese mundo que
conocemos se va ampliando y complejizando a medida que se nos inserta en las
correspondientes instituciones; esto implica la aparición de nuevos grupos de
socialización con la clara función de introducir a los niños/as en la sociedad.
Uno
de esos grandes grupos de socialización en el que nos vemos arrojados es la
escuela; en la primaria se enseñan los conocimientos elementales y básicos,
añadiéndole una forma de ser que todos los estudiantes deben (o deberían)
seguir: el status de alumno ideal, responsable, buen compañero, aplicado y
sumiso.
Centrándome
ahora en el sistema secundario, se la critica mucho sobre sus falencias y
ciertamente muchas de ellas son acertadas, y no producto del punto de vista de
una persona singular que pertenece a una clase social, respecto de la educación
tanto pública como privada. Lo que quiero plantear ahora es lo siguiente:
Claramente el colegio secundario posee sus fallas y aciertos, pero en el caso
de las fallas lo que realmente importa no es remarcar el error, sino resaltar
el por qué falla.
¿Por qué se puede
decir que hay casos en los que el colegio secundario representa un fracaso a
nivel institucional y hasta podría decirse, fracaso adaptativo o en todo caso,
falta de actualización de los métodos de enseñanza y contenidos? Ésta pregunta abre
una puerta a un salón de debate muy ruidoso y amplio que me gustaría obviar,
porque a lo que apunto es a responder la pregunta que da nombre a éste ensayo,
y no centrarme específicamente las fallas del sistema educativo medio. La
pregunta del por qué falla me lleva a
ésta premisa: si hay fallas es porque el resultado no era el esperado, la función del colegio secundario no se
realizó exitosamente, o al menos no del todo. Esta premisa es la que me llevó a
cuestionar el objetivo del colegio secundario.
La
función que cumplen las instituciones educativas de todo orden, tiene directa
relación con el objetivo que se proponen. Mi respuesta frente a ésta gran
pregunta, es que los colegios secundarios tienden a la formación de ciudadanos,
centrándose en la faceta productiva, generadora de mano de obra, ya sea
especializada (estudiantes que ingresaran en las universidades y saldrán de
allí con título en mano a la búsqueda de buenos trabajos o en todo caso, un
trabajo bien remunerado) o no especializada.
Las
grandes dificultades con las que se presenta la inserción en la universidad
están muy ligadas al objetivo que se propuso cumplir el colegio secundario
aunque solo en parte; en parte me refiero a que la reproducción económica del
sistema en el que vivimos efectivamente se cumple, tarde o temprano, incluso
las personas que no pudieron acceder al secundario, tendrán que insertarse en
el mercado laboral para sobrevivir. El gran problema que puedo vislumbrar, es que en el colegio secundario no se
potencia la capacidad psíquica de los/as estudiantes. Cuando hago alusión a
esta falta de capacidad psíquica me refiero específicamente a la falta de
desarrollo en lo que respecta al lenguaje,
siendo ésta una de las creaciones más significativas del ser humano y que
potencian su intelecto.
Dicen
que un tropezón puede evitar una caída… confío en que en los años venideros se
pueda reasignar el objetivo y la función del sistema escolar secundario para
que vaya acorde a la idea de un progreso intelectual de la población en
general, aunque ésta idea sea más propia de una utopía irrealizable… o no.
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