Sisa, el paco griego por Francisco Tomás Petris
Hace
unos años atrás cuando la delicada situación económica griega y su
inestabilidad política comenzaron a difundirse por el mundo, escuché en un
noticiero que Grecia seguiría una senda parecida a la que transitó Argentina a
finales de los noventa; éste texto no hace más que reafirmar esa posición,
desde una perspectiva distinta pero estrechamente ligada a la economía griega: la aparición de nuevas drogas.
Partiendo de la premisa de que hay un vínculo entre el auge de drogas baratas y letales, con una economía inestable y con los recortes presupuestarios a la orden del día, el Sisa es una nueva droga que ingresó en el mercado griego hace escasos años; es barata (la dosis vale entre uno y dos euros), implican un proceso de autodestrucción consciente (los adictos saben que no van a vivir demasiado si siguen consumiendo) y es de elaboración sencilla (los ingredientes clave son las baterías de flujo y ácido muriático). Seguro a muchos se les viene a la mente la imagen del paco y sus secuelas en todos los niveles, y es que no son tan distintas una de la otra, ambas tienen muchos puntos en común y son un reflejo de las crisis económicas que atravesaron Argentina y sigue atravesando Grecia.
Profundizando
en el paralelismo entre sisa y paco, ambos surgen en un contexto
socio-económico crítico: Los recortes a
salud no ayudan en nada, una deuda nacional muy elevada, caída de la calidad de
vida, precarización laboral y una tasa de desempleo en la población menor de 25
años cercana al 60%. Obviamente, los consumidores son aquellos quienes más
sufren los embates y condiciones antes
mencionadas.
Un
punto de diferencia entre el paco y sisa se ve en la localización de los
consumidores: En el caso de Argentina con el paco, se empezó a ver en las
villas y sectores marginales de los sectores más urbanizados (y hasta el día de
hoy el paco mantiene el status de “droga de los pobres”). En el caso de Grecia,
los consumidores se congregan en las
plazas de la zona céntrica de Atenas, o en los alrededores del centro.
Hubieron casos en los que la policía y hasta los vecinos mismos se unieron para
expulsar a los drogadictos y los policías encerrándolos temporalmente, pero en
lo personal, creo que habría que encontrar una mejor alternativa que esas para
poder solucionar una problemática tan delicada como ésta.
Encontrando
otro punto en común entre ambas drogas, las dos no fueron en un principio
tomadas como una problemática por parte de la agenda política nacional,
salvando que en el caso del paco se pudo modificar tras varios años de presión
y movilización, sumándole la alarmante escalada de violencia y narcotráfico en
las villas del CABA.
Ciertamente
el desencadenante de éste nuevo estupefaciente griego es la pésima situación
económica en la que se encuentra el estado y que no creo que mejore a corto ni
mediano plazo. Al menos a mí también me resulta interesante observar cómo este
fenómeno se da en estas condiciones, el riesgo que supone para quienes lo
consumen es mortal, el achicamiento del estado y la falta de apoyo por parte de
las instituciones gubernamentales solo agravan el panorama; es como si todo
esto fuera metido en una botella, mezclado y convertido en un coctel molotov
narcótico que lo único que le falta es el fuego. Un claro ejemplo de que la desdicha de algunos es el beneficio de
otros…
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