Como de costumbre en nuestro país debe acontecer una tragedia para que se desate una ola de propuestas normativas para regular algo que resulta ser moneda corriente.
La droga en sus diferentes formas resulta de consumo ocasional y habitual en todas las edades y clases sociales, algunas legales y otras ilegales, pero es común su consumo. Miles de jóvenes de los estratos sociales más carenciados mueren diariamente por el consumo de estupefacientes, pero parece no ser tan resonante como la muerte, también lamentable, de jóvenes en una reconocida fiesta electrónica.
La cuestión es que se desató un fuerte interés por las autoridades en plantear la lucha contra "los vicios", y contrariamente a lo que podría esperarse de un planteo serio, se está tratando una política superficial y errada.
De las Ciudades de Cipolletti, Cinco Saltos, Neuquén, Senillosa, entre otros Municipios tendrían pensado implementar una nueva regulación de los horarios de funcionamientos de boliches y pubs, a los fines de, según uno de los Intendentes de las Ciudades en cuestión, reducir los tiempos de exposición de los jóvenes al alcohol y a las drogas.
El notorio problema de este tipo de normativas es que; en primer lugar, parecen desconocer un hecho social, la droga y el alcohol se consumen independientemente del espacio; en segundo lugar, considerar a los locales nocturnos como polos potenciales principales de consumo es un gran error, ya que como se dijo en el primer punto, son múltiples los espacios de consumo (plazas, casas particulares, etc); en tercer lugar, acotar el horario de funcionamiento no representa una forma de alejar del consumo, quizá no estén al tanto los funcionarios de gobierno, pero actualmente existen las "previas" y los "after" donde se consume en igual o mayor cantidad que en locales nocturnos; en cuarto lugar, parecería ser una cuestión de "extensión" y no de "intensidad", cuando podríamos considerar que al acotar los horarios se podría consumir igual en menos tiempo, nada obsta que se pueda realizar ese razonamiento.
De esta forma, creo que hacen recaer sobre los locales nocturnos una suerte de "estigma" como polos de exceso y vicio, cuando en primer lugar no puede ningún nivel del Estado regular cuanto puede consumir una persona (ya que se encuentra en la órbita de las garantías del Art. 19 de la Constitución Nacional) y en segundo lugar, si efectura los debidos controles reduciría mas eficazmente algunos de los problemas de los que debe ocuparse (conceder debidamente las habilitaciones, hacer las inspecciones atinentes en materia de salubridad y seguridad, controles de alcoholemia a automovilistas).
Considero que una política eficaz en la materia de la lucha contra la droga debe tener en miras la concientización de los nocivos efectos de las drogas en la salud y de que no hace falta el consumo para divertirse, pero considerar como política de fondo el acotamiento de los locales nocturnos me parece de lo más pobre de ingenio.
Por si esto fuera poco, no estoy al tanto de que los casinos fueran incluidos entre los locales a regular, al parecer allí uno de los "vicios legales" como lo es el juego podrá seguir su andar. ¿Será por el caudal de dinero que mueven?
En síntesis, me asombra el nivel de hipocresía, frente a una conducta social corriente, que se intenta regular de la manera más superficial y gratuita (recordemos que acotar horarios de boliches y pubs es más cómodo que montar un programa de prevención).
¿Usted qué piensa?
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