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¿NADIE MENOS? (Por Ezequiel Espina)

El domingo 10 de septiembre en la ciudad de San Rafael, Julieta Silva, atropelló y mató a su pareja Genaro Fortunato. 

Tanto medios como personas manifestándose por redes sociales utilizaron el caso para afirmar que la violencia de género es una problemática que debe hacerse extensiva a los varones, tergiversando de algún modo el lema del colectivo feminista de "ni una menos".


¿Por qué este crimen no es un caso de violencia de género?

En primer lugar, debemos considerar que se realiza una "inflación penal" en cuanto se pretende hacer recaer en esta figura un homicidio perpetrado por un género contra otro, cuando el contenido de la norma pretende castigar a quien comete el delito fundándose en una cuestión de género. Esto quiere decir que el mero hecho de que una persona mate a otra de otro sexo no configura un delito por violencia de género. 

En segundo lugar, hacer extensible la problemática de la violencia de género a los varones resulta una postura poco crítica frente a la realidad en la que vivimos. El femicidio resulta ser el último eslabón de una serie de injusticias que no solo engloba el maltrato físico y verbal sino también la precarización laboral, la falta de oportunidades en razón de género y la presión social de los estereotipos machistas.

Difícilmente los hombres podamos sostener que estamos en un plano de desigualdad por el género, si por razones económicas, sociales, raciales o religiosas, que hasta son factores por los cuales las mujeres también son discriminadas, aunque a ellas las afecta un factor más: el género.

Consideró entonces que el homicidio en cuestión es terrible, es reprochable el acto, pero de allí a plantearlo como un problema de género es un error garrafal. Más aún si intenta opacar una lucha justa de un colectivo que busca reivindicar los derechos de un sector fuertemente oprimido por una sociedad machista...

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